Descripción
“La ilusión de las gentes de Antioquia era buscar una salida al mar, venciendo el cauca y la selva para llevar a mercados, allende los mares, los productos de siempre, como el oro, y los y los nuevos, como el café, que empezaban a cubrir las lomas.
El sueño era facilitar el avance de la colonización que iniciaron los pobres y siguieron los ricos en el afán de domesticar nuevas tierras.
Incluía también llegar a Medellín con los productos agrícolas y ganaderos de estos parajes recién domados”: Pilar Lozano, autora del libro “el violinista de los puentes colgantes”
“Como de costumbre, después de la paga se reunieron en la casona que hacía las veces de campamento. Los obreros músicos, y había muchos, sacaron de viejos estuches de madera, sus violines liras y guitarras.
¡Echate un bambuco! Gritaron en coro, y las miradas se centraron en Bautista Robledo un hombre moreno y robusto de pequeño bigote que se dedicaba a afinar las cuerdas de su guitarra; Heliodoro con su pañuelo blanco amarrado al cuello se acomodó a su lado y dispuesto a hacerle la segunda y luego se acercaron José Alejandro Ibarra, Nicanor García, y Clodomiro; cuando ya eran más de 20 se unía al grupo José María con su violín.
“Robledo canta de hacer bailar las piedras”; al fondo, como un runrún, se escuchaba el eterno andar del río cauca.
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